El tiempo corre que se las pela. Pero no así la actualidad. Escribir sobre tan ingrata dama es un drama. La vida de un artículo, de un post o de cualquier escrito, es más que corta: efímera.
Y para postre: ingratitud. Uno no recibe sino reproches o comentarios lejanísimos del estilo “¡qué bien escribes aunque no entiendo nada!”.
Nada, escribiremos como en párvulos y veremos si molestamos igual, porque curiosamente ya me he visto confrontado con cerebros llenos de escasez neuronal haciendo el payaso, sin referirme para nada a tan noble profesión. Básicamente porque el payaso es un valiente que, como el actor de teatro, se enfrenta a un público a pelo. Y con los que yo me he visto las caras no son sino ratas tirando a cobardicas: doble repugnante condición.
Vaya dedicado este breve post a ellas: ratas cobardes que esputan fluidos y nunca razonan. Vaya dedicada esta carcajada que literalmente ahora suelto a todos vosotros: ¿si no les gusto -me pregunto- para qué me leen, y encima les molesta más en formato “papel”? ¿Lo hacéis para saber qué dice el enemigo? Yo escojo los enemigos con más gusto -mucho más- que vosotros, cariñines.
Y vaya también dedicado el presente escrito a mis amigos, que todavía los tengo, y a mí, porque también necesito ánimos, ya que la actualidad también mata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario