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miércoles, 30 de mayo de 2012

Desde la caverna.

“- Si después se le saca de allí a la fuerza y se le lleva por el sendero áspero y escarpado hasta encontrar la claridad del sol, ¿qué suplicio sería para él verse arrastrado de esa manera? ¡Cómo se enfurecería! Y cuando llegara a la luz del sol, deslumbrados sus ojos con tanta claridad, ¿podría ver ninguno de estos numerosos objetos que llamamos seres reales?
- Al pronto no podría –dijo.
- Necesitaría indudablemente algún tiempo para acostumbrarse a ello (…)”

Famoso el dialógico relato platónico que inicia el Libro VII de La República. La caverna está llena de encadenados que, una vez más, contemplan engañados figuras sombrías representadas en la pared. Rotas las cadenas acontece lo arriba reseñado.

Vivimos, hoy, ahora, en la caverna. Paseo continuamente interesándome, interrogando, conociendo gente, reencontrándome a mucha más: no dejo de ver sombríos seres que se engañan y se siente a su vez engañados.

Nos zambullimos en la peor marejada económica desde el “crash” del 29. Tal vez sea ésta más larga y de peor solución. Como bien dice Platón necesitaremos algún tiempo para acostumbrarnos a lo que se nos ha venido encima: vivir en la incertidumbre económica y laboral.

No valen más juegos de creencias: cosmovisiones caducas y peligrosas como el comunismo, el fascismo o el nazismo (véase el terrible caso heleno).

Cuando algún buen amigo me plantea como solución al carcomido actual sistema un “socialismo real y no burgués” me acuerdo de los falangistas que reclaman “la revolución pendiente”. Sinceramente hay que desconfiar de toda alternativa que parta del hecho de la total disolución del individuo en la masa.

Plantear medidas estatalizadoras para todo aquello que no funcione se me antoja tan errado como quien hasta hace poco creía que detrás de todo lo público estaba Satanás.

Las engañosas sombras en esta caverna son múltiples: programas vomitivos en la caja tonta; una batallita de banderas en un próximo partido de fútbol; ideologías que sólo trajeron al humano miseria, represión estatalizada y eternas hambrunas; “brotes verdes” que uno solo encuentra a su paso por el parque y nunca, nunca, en la economía doméstica (la importante “microeconomía”).

La solución se presenta difícil y complicada: un poco de ética en el mundo de los mercados tal vez no vendría mal, perdóneseme la ironía.

Tal vez la búsqueda de un próximo modelo económico, con su correspondiente reflejo político, más sano, no deba confundirse con buscar el nombrecito de marras del mismo: otra vieja triquiñuela en esta caverna. Esta vez la búsqueda del nombre tal vez sea lo último. Dejemos las cosmovisiones que todo creen explicar de lado. Desconfiemos de quienes nos han acabado por hacer a todos los ciudadanos economistas (y por acertar tan poco como éstos)

Mientras continuamos andando por un “sendero áspero y escarpado” no hagamos el caldo gordo a lo que una vez denominé como “dictadura silenciosa”: nadie reconoce ante el vecino estar en el paro, en situación económicamente funesta e injusta…siguiendo intentar sobrellevar la vida con la incertidumbre apretándole el cuello mientras aparenta ser otra sombra más dentro de la caverna. Ello conlleva proyectar al exterior una imagen que corresponde al mundo de las apariencias. Y todo desde esta caverna…

Iñaki Oneca Agurruza



Imagen: Platón representado en el incomparable fresco de RafaelLa Escuela de Atenas“.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Iñaki. Me atrevo a comentar tu articulo que es muy acertado. A mi modo de ver y como se suele decir "de aquellos barros estos lodos" con ello quiero decir que los "salvajismos" que se han hecho en esta última década y la falta de prudencia de todos (y quiero decir de todos) es lo que nos ha llevado a esta situación. Me quedo con la frase que marcó la década: "Me he comprado una casa", yo asombrado decía "Jo, sí que tienes dinero!!", ellos respondían "Bueno, me han dado una hipoteca", algunos se daban cuenta del matriz, otros no encontraban la diferencia... Por cierto, yo me hipotequé hace dos años. Y bueno, al crash del 29 (como dices tú) le precedió "los felices años 20", mas o menos como ha pasado en este santo país.
En fin, creo que se vuelve a cumplir eso que se suele decir en economia "a largo plazo las expectativas se ajustan" que viene decir en castizo eso de que "cada uno tiene lo que se merece", incluido yo por supuesto.
La forma de salir para mí humildemente es muy simple, menos victimismo y mas pragmatismo.

Iñaki Oneca Agurruza dijo...

Efectivamente apunta Vd., a mi modesto entender, muy acertadamente al final de su interesante comentario. "Menos victimismo y más pragmatismo" es lo que viene a querer decir el post. Por ello uno no acaba de entender la formulación de ideologías y demás cosmovisiones totalmente caducas para solucionar este tétrica crisis.

Por lo demás yo viví intensísimamente "los felices años 90" de la pasada centuria: tal vez los "barros" que han creado estos "lodos"...¡qué digo, este lodazal del que veo difícil salida!

Reciba un afectuoso saludo.

Anónimo dijo...

Muchas gracias, y perdone por tutearlo, pero quería darle un trato más directo, que es para mí la mejor forma de comunicación.
Tampoco el excesivo pesimismo es bueno ni el excesivo optimismo, así que habrá que capear el temporal como buenamente se pueda y salir reforzados y como siempre hasta que el cuerpo aguante.

Un cordial saludo.

Iñaki Oneca Agurruza dijo...

Nada que perdonar, ni mucho menos. De hecho uno toma las buenas maneras -ya tan en desuso- únicamente "de entrada" si me permites la expresión.

En realidad no sé con quién me comunico y por ello, a no ser que se me apele al trato como tú has hecho, prefiero comenzar tratándome de "Vd." por, como he dicho, educación y respeto.

Coincido plenamente contigo: los excesos los estamos sufriendo, por lo que tampoco debiéramos -creo yo- intentar apagar el fuego con gasolina: léase, con más excesos. Sean optimistas que rocen la candidez, sean tan pesimistas que lleven a situaciones peligrosas. Tendremos que recuperar la "Teoría del justo medio" del inmortal Aristóteles, ya que las aguas bajan revueltas por todos lados.

Un abrazo y gracias a ti.

Josu dijo...

Leí ayer atentamente su artículo.A Platón no se le cita diariamente,ni mucho menos,a pesar de lo tanto y tanto que se habla de Grecia,cuna de la civilización europea.Y actual,dado que se me antoja que en el futuro deberemos volver y releer a todo aquel elenco de pensadores y escuelas,romper de nuevo esa costra ó cemento bajo el que reposan en cierto modo, sepultadas, sus enseñanzas.Tal vez,- ojalá- Grecia tenga la llave a esta crisis económica y voy un poco más allá,espiritual.
De todo su artículo destaco la afirmación de que es necesario no diluir al individuo en las ideologías.Plenamente de acuerdo.Me gustaría añadir aún más.Hemos de dejar al ser humano crecer y desarrollarse plenamente,invocar a su individualidad.Sólo una sociedad fuerte y plena se debe a un conjunto de individuos que piensan libres.Luego venga lo demás.La ética de los mercados no deja de ser la ética de las personas.
Enhorabuena por su artículo.Saludos desde la caverna.

Iñaki Oneca Agurruza dijo...


Muchísimas gracias, es Vd. extremadamente amable.

Realmente si muchas e importantes cosas nacieron en Grecia, en buena lid debiera -tal vez- volverse a ella en estos azarosos tiempos.

Su reflexión sobrepasa en calidad el post que pudo motivarla.

Un abrazo y saludos desde la caverna.